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El histórico y decisivo ensayo de la pensadora Carol Hanisch, "Lo personal es político", con una introducción de la autora

 

INTRODUCCIÓN

Escrita por Carol Hanisch en enero de 2006.

El texto "Lo personal es político” fue publicado, originalmente, en Notas del segundo año: “Liberación de la mujer”, en 1970, siendo ampliamente reproducido, circulando en el movimiento en los años siguientes. No sabía el alcance que había tenido hasta que hice una búsqueda en google y encontré que se discute en diferentes idiomas.

Me gustaría aclarar, para el registro, que no di al documento el título "Lo personal es político". Por lo que sé, esto fue hecho por las editoras Shulie Firestone y Ana Koedt para las Notas del segundo año, después de que Kathie Sarachild atrajera su atención como un texto posible a ser impreso en esa primera colección. También "político" fue usado aquí en el amplio sentido de la palabra que tiene que ver con relaciones de poder, no en el sentido estrecho de la política electoral.

El texto, en realidad, comenzó como una nota que escribí en febrero de 1969 en Gainesville, Florida, la que fue enviada al Comité de Mujeres del Fondo del Sur, Conferencia de la Educación (SCEF), un grupo donde me ganaba la vida como organizadora de un trabajo exploratorio para establecer un proyecto de “liberación de la mujer” en el sur.

El documento, originalmente, fue titulado "Algunas reflexiones en respuesta a las ideas de Dottie en el Movimiento de Liberación de la Mujer", y fue escrito en respuesta a una nota de Dottie Zellner, una miembro del personal, quien señaló que la toma de conciencia era solo terapia y cuestionó si esta independencia del movimiento de liberación de la mujer era realmente "política".

Esto no fue una reacción inusual a las ideas feministas radicales a principios de 1969. Los grupos de liberación de la mujer habían ido surgiendo por todo el país y en el mundo: los movimientos radicales de los derechos civiles, anti-guerra de Vietnam, viejos y nuevos grupos de izquierda donde muchos estaban dominados por hombres, por cierto muy nerviosos por la liberación de las mujeres en general, pero, especialmente, del espectro independiente del movimiento de liberación de la mujer que estaba creciendo, y del que yo era simpatizante y defensora.

Al llegar a la ciudad de Nueva York, después de diez meses en el movimiento de derechos civiles en Mississippi, había encontrado SCEF, siendo este uno de los grupos más sólidos y con mejores progresos en los alrededores. Tenía un buen registro de trabajo a favor de la justicia racial, económica y política desde el día del “Nuevo trato3”, y me uní a su personal en 1966 como directora de la oficina de Nueva York. SCEF permitió a las mujeres radicales reunirse en su oficina de Nueva York donde trabajé, y a mi solicitud, acordamos explorar la creación de un proyecto de liberación de la mujer en el sur. Sin embargo, muchos, en el personal de SCEF, tanto hombres como mujeres, terminaron por unirse a la crítica contra las mujeres que se reúnen en grupos de toma de conciencia para hablar de su propia opresión, definiéndolos como "auto- contemplación" o "terapia personal", y desde luego "no político". Algunas veces podían reconocer que las mujeres éramos oprimidas (pero solo por "el sistema") y que debíamos tener igual remuneración por igual trabajo, y algunos otros "derechos". Pero nos menospreciaron sin límite por intentar llevar nuestros "problemas personales" al ámbito público, especialmente "todos esos problemas del cuerpo" como la sexualidad, la apariencia y el aborto. Nuestras demandas para que los hombres compartieran las tareas del hogar y el cuidado de niños fueron igualmente consideradas un problema personal entre una mujer y su pareja4. Los opositores afirmaban que si las mujeres simplemente se “valieran por sí mismas" y asumieran con más responsabilidad sus propias vidas, no tendrían que tener un movimiento independiente de liberación de la mujer. Dijeron que la iniciativa personal no lo solucionaría, que "la revolución" se haría cargo si callábamos y hacíamos nuestra parte. Dios no quiera que tengamos que decir que los hombres se benefician de la opresión de la mujer.

En el reconocimiento de la necesidad de luchar contra la supremacía masculina, como movimiento, en lugar de culpar individualmente a la mujer por su opresión, es donde entra la “línea a favor de la mujer”. Esto desafió a la vieja línea anti-mujer –que usó explicaciones espirituales, psicológicas, metafísicas y pseudohistóricas sobre la opresión de las mujeres– con un análisis real y materialista de por qué las mujeres hacemos lo que hacemos (por materialista, me refiero al materialismo marxista, basado en la realidad, en ese sentido; no en el sentido de "deseo por los bienes de consumo"). Asumimos la posición de que “las mujeres están mal tratadas, no enfermas", sacamos el foco de la lucha individual y lo colocamos en un grupo o en la lucha de clases, quedando al descubierto la necesidad de un movimiento independiente de liberación de la mujer para hacer frente a la supremacía masculina. La “línea a favor de la mujer” también ayudó a cuestionar la "teoría de los roles sexuales", que oprime a las mujeres, planteando que las mujeres actuamos como lo hacemos, porque "así es como se nos enseñó" o por "la sociedad" (pudimos pensar en las cosas que nos enseñaron a pensar o hacer y que hemos rechazado, una vez que las fuerzas que nos tuvieron haciendo o pensando en ello fueron removidas). Y fue la toma de conciencia lo que llevó a la aparición de la “línea a favor de la mujer” con su explicación científica, basada en un análisis de nuestras propias experiencias y un examen de "quién se beneficia" de la opresión de las mujeres, entendiendo que nuestras situaciones de opresión no eran nuestra responsabilidad, no lo eran. La expresión de ese tiempo "todo en nuestras mentes" nos dio mucho valor, así como una base más sólida y real sobre la cual luchar por la liberación.
 

"Lo personal es político" es el texto que contiene esta teoría, fue mi respuesta, en el calor de la disputa, a los ataques contra nosotras por SCEF y el resto del movimiento radical. Creo que es importante darse cuenta que este documento surge de la lucha, no solo mi lucha en SCEF, sino de la lucha por la independencia del movimiento por la liberación de la mujer, en contra de cualquiera que tratara de detenerlo o de empujarlo hacia otras direcciones menos amenazantes.

También es importante considerar que la teoría que contiene el documento no viene exclusivamente de mi pensamiento, surgió de un movimiento (Movimiento de Liberación de la Mujer) y de un grupo específico dentro de ese movimiento (Mujeres Radicales de Nueva York), a veces denominado como la línea a favor de la mujer. Desde luego, hubo mujeres, dentro de Mujeres Radicales de Nueva York y del movimiento feminista más amplio, que sostuvieron, desde el principio, estar en contra de la toma de conciencia; nos acusaron de lavarles el cerebro a las mujeres y de ser cómplice de su propia opresión, un argumento muy arraigado en la sociología y la psicología en lugar de la política. Ellas también colaboraron en la formulación teórica de “la línea a favor de la mujer”, alegando después contra nosotras "un criterio moderado" para su continuidad, forzándonos a aclarar, perfeccionar, desarrollar, refinar y articular la nueva teoría para que pudiera propagarse más ampliamente. Después de las reuniones de las Mujeres Radicales de Nueva York, la “línea a favor de la mujer” solía acabar en Miteras, un restaurante cercano que sirve una fantástica tarta de manzana con helado. Ahí discutíamos cómo había salido la reunión y las ideas que se habían hablado, estábamos hasta las dos o tres de la mañana, en un animado, desafiante y maravilloso debate entre nosotras.

En septiembre de 1968 y seis meses antes de que "lo personal es político" fuera escrito, la protesta a Señorita América sirvió para mostrar por qué la teoría a favor de la mujer que estábamos desarrollando era tan importante cuando se trataba de tomar decisiones fuera del grupo. En otro artículo titulado "Una crítica a la protesta de Señorita América", escribí acerca de cómo los manifestantes de la facción anti-mujer le restaron valor a nuestro mensaje de que todas las mujeres son oprimidas por los estándares de belleza, incluso las concursantes. Propagandas como "Señorita América contra la pared" y "Señorita América es un gran farsa" puso a las concursantes como nuestras enemigas en vez de poner a los hombres y a los directivos, quienes imponen las normas de falsa belleza sobre las mujeres.

La lucha política o el debate son fundamentales para una buena teoría política. La teoría es un montón de palabras, a veces interesante para reflexionar, no obstante, son solo palabras hasta que se contrasta con la vida real. Muchas teorías nos han traído sorpresas, tanto positivas como negativas, cuando se ha hecho el intento de llevarlas a la práctica.

Mientras trataba de pensar cómo cambiaría el texto "lo personal es político" si pudiera volver a escribirlo con la perspectiva de hoy, en realidad me vi sorprendida por cómo la experiencia ha resistido el paso del tiempo. Hay algunas cosas que he ido profundizando, como mi definición simplista de la clase, y algunas declaraciones en el texto que son inadecuadas y necesitan un mayor desarrollo. Tal vez, las dos que más me molestan son las siguientes: “Las mujeres son inteligentes para no luchar solas” y “No es más malo estar en la casa que en el maldito mundo de tratar de conseguir un trabajo”.

La primera declaración no quiere decir que las mujeres son inteligentes como para no luchar, en lo absoluto, como algunos han interpretado a la “línea a favor de la mujer”. Las mujeres son inteligentes para, a veces, no luchar solas cuando no podrán triunfar y las consecuencias serán peores que la opresión. Sin embargo, la lucha individual hace que, a veces, consigamos algunas cosas, y cuando el movimiento de liberación de la mujer está en marea baja, incluso invisible, tal vez sea lo mejor que se puede hacer. Siempre tenemos que estar superando los límites, aun cuando el movimiento de liberación de la mujer está en marea alta, porque nuestra opresión se lleva a cabo, la mayoría de las veces, en circunstancias de aislamiento como en el hogar, incluso se requiere la acción individual para poner en práctica lo que el movimiento defiende. Pero la lucha individual es siempre limitada; vamos a necesitar de un movimiento más fuerte que cualquiera de los que hemos visto hasta ahora para poner fin a la supremacía masculina. Sobre el segundo punto, he llegado a un acuerdo con Susan B. Anthony que, para ser libre, una mujer debe tener "su propio monedero". Las mujeres no pueden ser independientes, sino participan públicamente de la fuerza de trabajo.

 

Esto también implica pelear por guarderías públicas y por una reestructuración del lugar de trabajo, teniendo en mente la equidad para las mujeres, al mismo tiempo insistir en que los hombres compartan las tareas domésticas y el cuidado de los niños en el hogar, para que las mujeres no acaben teniendo que hacerlo todo. Desearía haber previsto cómo "lo personal es político" y la “línea a favor de la mujer" serían revisados y mal utilizados6. Al igual que la mayor parte de la teoría creada por las feministas radicales de la “línea a favor de la mujer”, estas ideas fueron revisadas y transformadas, pasando por encima de nosotras. Fue utilizada en contra de su original y radical propósito. Aunque es necesario que las teorías tomen contacto con la realidad, como cualquier otra cosa, muchas de nosotras hemos aprendido que, una vez que salen de nuestras manos, es necesario defenderla contra la reinterpretación y el mal uso.

 

LO PERSONAL ES POLÍTICO

Texto original “The Personal Is Political” de Carol Hanisch 1969, publicado en Notas del Segundo año: Liberación de la Mujer en 1970. Editado por Shulamith Firestone y Anne Koedt. Traducción de Insu Jeka. 

Para este texto quiero situarme en un aspecto del debate que comúnmente la izquierda ha hecho, me refiero a la "terapia" versus la "terapia y política". Otro nombre sería lo "personal" versus lo “político" y esto tiene otras denominaciones sospecho, tal como se ha desarrollado en el país.

No he llegado a visitar el grupo de Nueva Orleans todavía, pero he estado participando en grupos en Nueva York y Gainesville durante más de un año. Ambos grupos han sido llamados grupos "personales” y de “terapia" por las mujeres que se consideran ellas mismas "más políticas". Entonces debo hablar sobre los supuestos grupos llamados de terapia desde mi propia experiencia.

La palabra "terapia" es evidentemente inapropiada si se lleva a su definición lógica. La terapia supone que alguien está enfermo y que en ella está su cura como, por ejemplo, una solución personal. Me ofende enormemente que yo o cualquier otra mujer piense en necesitar una terapia en primer lugar. Las mujeres tienen problemas, ¡no están enfermas! Lo que necesitamos es que cambien las condiciones objetivas, no ajustarnos a ellas y la terapia se está acomodando como alternativa al malestar personal.

No hemos hecho mucho tratando de resolver los problemas personales de las mujeres en el grupo. Lo que hemos hecho, fundamentalmente, es elegir los temas a través de dos métodos: en un grupo pequeño, es posible que nos turnemos con las preguntas para la reunión (¿qué hacer?, si prefiere un bebé niña o niño, o sin hijos y ¿por qué? ¿Qué sucede con tu relación si tu pareja gana más dinero o menos que tú?). Luego vamos por el cuarto, respondiendo las preguntas desde nuestras experiencias personales. Todas hablamos de esa manera. Al final de la reunión, tratamos de resumir y generalizar sobre lo que se ha dicho y hacer conexiones.

Creo que hasta este punto, y tal vez durante un largo tiempo, estas sesiones de análisis han sido una forma de acción política.

Yo no voy a estas sesiones, porque necesito o quiero hablar de mis “problemas personales". De hecho, preferiría no hacerlo. Como mujer movilizada, he sido presionada a ser fuerte, altruista, preocupada del resto, sacrificada y, en general, con mucho control sobre mi propia vida. Admitir que tengo problemas es ser considerada débil. Quiero ser una mujer fuerte, y en términos del movimiento no debo admitir que tengo problemas, de cualquier tipo, y que no puedo encontrarles una solución personal (excepto los directamente relacionados con el sistema capitalista). Es, en este punto, que una acción política es decir las cosas como son, decir lo que realmente creo de mi vida en lugar de lo que siempre han dicho que debo decir.

Así que el motivo por el que participo en estas reuniones no es resolver cualquier problema personal. Una de las primeras cosas que descubrimos, en estos grupos, es que los problemas personales son problemas políticos. No hay soluciones personales por el momento. Solo hay acción colectiva para una solución colectiva. Fui y seguiré asistiendo a estas reuniones, porque he conseguido un entendimiento político de todas mis lecturas, todas mis "discusiones políticas”, toda mi "acción política" que estos cuatro años en el movimiento nunca tuve. Me he visto obligada a quitarme las gafas de color rosa y enfrentar la terrible verdad de cómo es mi vida realmente como mujer. Estoy teniendo una comprensión visceral de todo en oposición a la esotérica comprensión intelectual, “nobleza obliga10”, de sentir que tengo que luchar por “otras personas”.

Esto no es negar que las sesiones tengan al menos dos aspectos que son terapéuticos. Yo prefiero llamar incluso a este aspecto "terapia política" en contraposición a la terapia personal. Lo más importante es deshacerse del sentimiento de culpa. ¿Se imaginan lo que pasaría si las mujeres, los negros y los trabajadores dejáramos de culparnos a nosotras mismos por nuestras tristes situaciones? (mi definición de trabajador es aquel que tiene que trabajar para ganarse la vida en comparación con aquellos que no lo hacen. Todas las mujeres son trabajadoras). Me parece que todo el país necesita ese tipo de terapia política. Eso es lo que el movimiento negro está haciendo a su manera. Nosotras haremos el nuestro. Estamos recién empezando a dejar de culparnos a nosotras mismas. También estamos, por primera vez en nuestras vidas, pensando por nosotras mismas. Como dice la caricatura de Lilith, "estoy cambiando, mi cabeza está creciendo". Aquellos que creen que Marx, Lenin, Engels, Mao y Ho tienen la única y última “palabra” sobre el tema, y que las mujeres no tienen nada más que añadir, naturalmente encontrarán a estos grupos una pérdida de tiempo.

Los grupos en los que he estado también nos han involucrado con "estilos de vida alternativos" o lo que significa ser una mujer "liberada", llegando pronto a la conclusión de que las opciones están dañadas en las condiciones actuales, sea si vivimos con o sin un hombre, en comunidad o en parejas o solas, casadas o no, si vivimos con otras mujeres, si vamos por el amor libre, el celibato o el lesbianismo, o cualquier combinación, no hay una forma de ser “más libre”, solo existen peores opciones.

Esto es parte de una de las más importantes teorías que estamos empezando a articular. La hemos llamado la “línea a favor de la mujer". Que dice, básicamente, que las mujeres somos solo personas. Las cosas malas que se dicen acerca de nosotras como mujeres son solo mitos (las mujeres son tontas), las mujeres que usan tácticas para luchar por ellas (son perras) o son cosas que queremos llevar a la nueva sociedad y queremos compartir con los hombres (las mujeres son sensibles, emocionales). Las mujeres como pueblo oprimido actúan por necesidad (actuar como tonta en presencia de los hombres no por voluntad propia. Las mujeres han desarrollado estrategias para su propia supervivencia (lucir bonitas y sonreír para conseguir o mantener un trabajo o un hombre), las que deben ser usadas cuando sea necesario hasta que logre tener poder u ocupar un lugar. Las mujeres son inteligentes como para no luchar solas (como los negros y los trabajadores). No es más malo estar en la casa que en el maldito mundo de tratar de conseguir un trabajo. Ambas opciones son malas. Las mujeres, como los negros o los trabajadores, deben dejar de culparse por “nuestros fracasos".

Nos tomó unos diez meses para llegar al punto en que podríamos articular estas cosas y relacionarlas con la vida de toda mujer. Por eso es importante desde este punto de vista qué tipo de acción vamos a hacer. Cuando nuestro grupo comenzó, la opinión de la mayoría era que estuviéramos afuera, en las calles, manifestándonos en contra del matrimonio, contra la maternidad, por el amor libre, en contra de las mujeres que usaban maquillaje, en contra de las amas de casa, por la igualdad sin el reconocimiento de las diferencias biológicas, y dios sabe qué más. Ahora vemos todas estas cosas como lo que llamamos "solución personal." Muchas de las acciones realizadas por grupos de "acción" han ido en esta dirección. Las mujeres que hicieron las cosas en contra del concurso Señorita América fueron las mismas que clamaban por la acción sin teoría. Las miembros de un grupo que quieren crear una guardería privada sin ningún análisis real de lo que podría hacerse o lo que sería mejor para las niñas, mucho menos un análisis de cómo ese centro aceleraría la revolución.

Eso no quiere decir, por supuesto, que no hay que hacer la acción. Existen buenas razones por qué las mujeres en el grupo no quieren hacer nada por el momento. Una de estas razones que a menudo tengo es que este tema es tan importante para mí que quiero estar segurísima de que estamos haciéndolo de la mejor manera que sabemos, y es la “real” acción que siento más segura. Me niego a salir y "producir" para el movimiento. Hemos tenido un montón de conflicto en nuestro grupo de Nueva York acerca de si actuamos o no. Cuando se propuso la protesta de Señorita América no había ninguna duda de que era lo que se quería hacer. Creo que era porque todas vimos cómo se relacionaba con nuestras vidas, nos pareció que era una buena acción. Había cosas equivocadas con la acción, pero la idea básica estaba allí.

Esta ha sido mi experiencia en grupos acusados de ser "terapia" o “personal”. Tal vez ciertos grupos pueden también estar tratando de hacer terapia. Quizás la respuesta es no acabar con el método de análisis de las experiencias personales a favor de una acción inmediata, sino más bien entender qué se puede hacer para que funcione. Algunas de nosotras hemos comenzado a escribir un manual sobre esto hace un tiempo, pero nunca llegamos más allá de un boceto. Estamos trabajando en él de nuevo y esperamos tenerlo en un mes a más tardar.

Es cierto que todas tenemos que aprender a cómo extraer mejor las conclusiones de las experiencias y sentimientos que expresamos, y cómo trazar todo tipo de conexiones. Algunas de nosotras no hemos hecho bien el trabajo de comunicarnos con las demás.

Una cosa más: creo que debemos escuchar lo que las llamadas mujeres “apolíticas” tienen que decir, no tanto porque podemos hacer un mejor trabajo organizándolas, sino porque juntas somos un movimiento masivo. Me parece que quienes trabajamos tiempo completo en el movimiento tendemos a volvernos un poco cerradas13. Lo que está sucediendo ahora es que cuando las mujeres no movilizadas no están de acuerdo con nosotras, suponemos que es porque son "apolíticas", no porque puede haber algo mal con nuestro pensamiento. Las mujeres han abandonado el movimiento en masa. Las razones son obvias, y es porque estamos cansadas de ser esclavas sexuales y hacer trabajos de mierda para hombres, cuya hipocresía es tan evidente en su postura política sobre la liberación para todos (cualquiera). Pero, de verdad, hay algo más que hacer con eso. No puedo articularlo aún. Creo que las mujeres "apolíticas" no están en el movimiento por muy buenas razones, y mientras digamos "tienes que pensar como nosotras y vivir como nosotras para unirse al círculo especial" vamos a fracasar. Lo que estoy tratando de decir es que hay cosas en la conciencia de las mujeres "apolíticas" (que encuentro muy político) que es tan válida como cualquier conciencia política que creemos tener. Debemos entender por qué tantas mujeres no quieren la acción. Tal vez haya algo que va mal con la “acción”, o tal vez el análisis del por qué la “acción” es necesaria no está del todo claro en nuestras mentes.

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